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Hicimos un pedido con este viejo chino anticuado. Cuando te preguntamos si podíamos ir al baño, te interrumpieron en mitad de la frase con un rotundo no. El dueño de este restaurante es muy grosero y ciertamente no está abierto a una conversación amistosa. Por tanto, este restaurante es muy recomendable. La comida en sí era razonable.
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Comimos babipangang con tocino asado, bueno, el babipangang contenía carne de pollo porque nos encontramos con los huesos. Para el arroz frito que viene con él, hay que coger una bicicleta para buscar carne. La mujer que toma el pedido está muy de mal humor y casi te mira por la puerta. No es realmente amigable para el cliente, dijo: aumento de precio temporal, 3 euros más en lugar de 13,50, ahora eran 16,50. Puede que se haya encarecido, pero 3 euros por nasi y babipangang con bacon es carísimo, mirad que porcentaje es, no es normal. Más del 20%, sabroso
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